En Suecia se prepara un Festival de música para el verano de
2018 solo para mujeres. No es la primera
iniciativa, el año pasado Glastonbury (Reino Unido) contaba con escenarios solo
para mujeres, The sisterhood. También se ha celebrado el primer “Gaming ladies”,
solo para “gamers” femeninas. En París está siendo muy polémica la preparación
de un festival, Nynsapo, que cuenta con talleres dirigidos exclusivamente a
mujeres negras. Cada vez es más frecuente encontrar que, dentro de un Festival
de música, exista un “safe-space” y ya es normal encontrar gimnasios donde no
admiten hombres. Cuando leo y escucho estas iniciativas, me vienen tantas ideas
contradictorias a la cabeza que me cuesta ordenarlas. Para empezar, me choca
mucho que todos estos proyectos estén surgiendo en lugares del mundo donde se
supone que la igualdad entre hombres y mujeres es un derecho reconocido por la
ley. Hablamos de Reino Unido, Canadá, EEUU, Francia, Suecia, España… Además,
surgen tras una larga batalla para conseguir que mujeres y hombres puedan estar
codo con codo en las aulas de colegios y universidades, en espectáculos
públicos, en las urnas… Hasta hace muy poco, el logro era haber conseguido
precisamente lo contrario, espacios unisex. Y, sin embargo, parece que como
medida reivindicativa tras las numerosas denuncias de agresiones sexuales y
violaciones, se está volviendo a esta segregación. ¿Logro o retroceso? Entiendo
que pueda tener su fuerza como llamada de atención, pero me cuesta aceptar que
la única manera de mantener a las mujeres a salvo sea haciendo un corralito en
el que poder protegerlas. Tiene algo de rendición, de paso atrás. Pero ahí
siguen los datos de violaciones y agresiones en los Sanfermines, en los festivales
de música o la suspensión de la segunda edición del “Gaming ladies” por el
boicot de Forocoches. ¡Llegaron a amenazar con entrar disfrazados de mujeres
para reventar las charlas al grito de “muerte al marichulo”! Se me cae el alma
a los pies. Mi apuesta segura es, como siempre, la educación desde todos los
ámbitos. Pero ¿y mientras tanto? No creo que los guetos sean una solución por
mucho que también surgieran como medida de protección. La única aspiración
posible es la diversidad basada en el respeto. Lástima que por ahora parezca
una utopía.
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