sábado, 17 de febrero de 2024

Alternativas

Este 14 de febrero, fecha que no tengo por costumbre celebrar, me preguntaba si entre la juventud actual pervivía esa idea pseudorromántica de celebrar el día de los enamorados. Por una parte me inclino a pensar que no, pero por otra, veo que la publicidad sigue apostando fuerte por esta idea y no suele disparar en vano. Sea como sea, me alegra constatar que las actitudes son variadas, que se alejan de la uniformidad que había hasta hace poco. Si la fecha es una excusa para celebrar el éxito de una relación, perfecto, y si no la hay, pues no veo que eso provoque una depresión como reflejaban las películas americanas hasta no hace mucho, en las que la chica, si no tenía con quién celebrar San Valentín, sentía que su vida estaba vacía.
Y es que venimos de una larga tradición en la que el patrón por el que se medían las relaciones era único. Pareja heterosexual en la que él corteja y asedia hasta conquistar. (El tufillo bélico del vocabulario no era, por cierto, casual). Luego, rendida la plaza, ya no se sabía qué cabía esperar. Así, durante generaciones, la mayoría de las chicas han aspirado a que un chico apareciera en sus vidas para rescatarlas, realizarlas, darles sentido... Es el cuento ya felizmente obsoleto de la princesa que es rescatada por el príncipe azul.
Bueno, no sé si tan obsoleto porque compruebo que gran parte del cine comercial sigue reproduciendo esos papeles. Pero de lo que sí estoy segura es de que el patrón ya no es único. Quiero pensar que las nuevas generaciones son más libres, que las chicas ahora se rescatan a sí mismas y que los chicos ya no sienten la presión de tener que ser el elemento fuerte que sostiene y salva.
La idea del amor se ha hecho más amplia y cabe casi todo. El reto es que continúe por ese camino sin caer en el extremo contrario, es decir, que no pasemos de ser educados por las edulcoradas producciones clásicas de Disney como Blancanieves o La bella durmiente a ser deseducados por ese acceso fácil y gratuito a la pornografía que ahora tanto nos preocupa. Habrá que seguir pendientes.


sábado, 3 de febrero de 2024

Intereses y apatía

 


Es un lugar común pensar que jóvenes y adolescentes tienen menos interés e inquietud que las generaciones anteriores. Ahora no se le llama pasotismo sino apatía, pero la queja es la misma. No sabemos cómo incentivar y conseguir atraer su atención. Sin embargo, es obvio que esta percepción no puede ser cierta puesto que, inevitablemente, cada generación, cuando se hace adulta, sigue teniendo esa misma opinión sobre quienes vienen detrás. Está claro que el salto generacional es el culpable de la valoración negativa. Se olvida que es una etapa de transformaciones en la que cambian las prioridades, los cuerpos, los hábitos... cobran especial interés las relaciones sociales y a la mayoría les cuesta aceptarse en relación al resto.

Hoy hablaba con mis grupos de Bachillerato sobre qué tema escoger para practicar la escritura de un texto argumentativo (vale 2 puntos en la temida “selectividad”) y me pedían no tener que desarrollar nada relacionado con el machismo ni los móviles ni la ecología ni el cambio climático… Y, sin embargo, con distintas variaciones, son los temas sociales que salen una y otra vez porque imaginamos que son temas actuales que les interesan, de los que conocen algo y ante los cuales han adoptado una postura. Pero les aburren, les parecen gastados. Creo que lo más sorprendente es que los consideran temas políticos. Una vez más habría que hacer autocrítica y preguntarse por qué la igualdad de género o la ecología, fundamentales para el desarrollo del ser humano, se perciben como posturas políticas. O se consigue que la igualdad sea una aspiración general y deseable para hombres y mujeres o no se avanzará demasiado. Y si la aspiración de un mundo sostenible no es una meta común, sabemos que el planeta se convertirá en un lugar cada vez más inhóspito para sus habitantes.

Ahora el reto es tratar de averiguar qué interesa y preocupa de verdad en estas edades ¿un buen rendimiento académico, una buena imagen corporal, no ser rechazados por sus iguales, crisis existenciales, relaciones de pareja, la relación con la familia...?

No creo en la apatía, sé que disimulan. Algo les tiene que importar de verdad. Por ahora, les sigo preguntando.