sábado, 27 de enero de 2018

La excelencia

Estoy descorazonada. En uno de esos ratos en los que los alumnos están saturados y necesitan cambiar de actividad, estuve jugando con ellos a pensar en un personaje histórico para que el resto tratara de averiguarlo con preguntas. Empecé yo y pensé en Isabel la Católica. Como el concepto “histórico” les rechinaba por los resabios académicos, pactamos cambiarlo por “famoso” lo que, hasta cierto punto, podía tener sentido, ya que ambos términos pueden funcionar en ciertos contextos como sinónimos. Me iban preguntando primero el sexo ¿es mujer?, después la ocupación, lo que supuestamente había hecho famoso al personaje ¿Canta? No ¿Baila? No ¿Es actriz? No. En seguida la desesperación, entonces ¿cómo va a ser famosa si no canta ni baila ni actúa? Paciencia y explicación por mi parte de cómo podían abrir el abanico de posibilidades. Hasta que uno vio la luz ¿es guapa? Estupor. ¿Por qué es necesario tener que aclarar en pleno siglo XXI a chicos y chicas de 15 y 16 años que una mujer puede no solo ser famosa, sino incluso, ser un personaje histórico fundamental para la historia de España sin necesidad de cantar, bailar, actuar o ser guapa? La otra cuestión también me preocupa: el concepto “histórico” resulta para ellos aburrido, pero el de “famoso” les reduce tanto las posibilidades que deja fuera de la definición a la mayoría de los personajes en los que están pensando. La RAE define “famoso” como “Muy conocido y admirado por su excelencia”. O la RAE se ha quedado atrás, que es muy posible, o algo no estamos transmitiendo bien a las nuevas generaciones si la excelencia se ha reducido a tener un número elevado de reproducciones o “likes” en las redes sociales. Estos famosos de medio pelo no alcanzan la “Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo”. En el juego, nadie pensó en una deportista, escritora, pintora o dirigente político. ¿No son atractivas ya ocupaciones que exigen tanto esfuerzo y dedicación, o no se supone que puedan estar desempeñadas por mujeres? No sé cuál de las dos opciones me descorazona más. Solo me consuela que buscaron en el móvil a Isabel la Católica y la consideraron interesante, a pesar de encontrarla fea.

sábado, 13 de enero de 2018

Aire de enero

“Que se cumplan todos tus deseos”, dice una maldición china que me viene a la mente ahora que el frío invernal y las lluvias se han presentado por fin con las maletas llenas. Pierdo la cordura que me había llevado a desear este tiempo para dar por cumplido el ciclo de las estaciones, para echar de menos el sol y el calor y así, luego, poder disfrutar con más ganas del contraste...

Me equivoqué. Me equivoqué porque me olvidé de la sensación de humedad fría en las sábanas, de la humedad fría a la vuelta de la escalera, de la humedad fría en cada esquina. Me olvidé también de los catarros y las gripes; de las capas y capas de ropa que no protegen del escalofrío ni mucho menos de los virus. Del dolor de cabeza y articulaciones. De la fiebre que convierte las noches en pesadillas surrealistas. Del malestar de mocos, toses y afonías en la “postenfermedad”. De los saludos a amigos y familiares demacrados que se esconden bajo bufandas extemporáneas; del “vade retro” ante las toses contaminantes que convierten al otro en enemigo. No es tiempo de abrazos ahora que los noticiarios recuerdan las mínimas precauciones para no contaminarse. ¡Qué frío enero! ¡Qué inhóspito! Pero también ¡qué cura de humildad! Viene el año nuevo cargado de proyectos y buenas intenciones y una estúpida gripe nos pone en nuestro sitio. No somos nadie. Queda todo aparcado mientras tomo algo para el dolor de cabeza y me escondo bajo estratos de inútiles camisetas. Se acaba la racionalidad y la medicina y lo pruebo todo: la cebolla cortada sobre la mesilla de noche, el zumo de naranja, la infusión de jengibre con limón, el propóleo… Qué feos y frágiles somos todos con la cara abotargada, los ojos rojos, el pañuelo en la mano, el gesto tenso antes del estornudo… Aquí lo dejo, creo que aún puedo librarme, me han dicho que se puede hacer un jarabe de ajo casero que va genial para las defensas. Además de afectar al aliento ¿será compatible con la sobredosis de vitamina C?