sábado, 25 de noviembre de 2023

¡Qué alarmantes resultan los datos y noticias relacionados con el uso de móviles entre adolescentes! Sin embargo, sigue bajando la edad a la que los reciben. La ley marca que se deben tener al menos 16 años para registrarse en Whatsapp y 13 para Instagram, pero la realidad es otra. El regalo más esperado en Navidad y Primera Comunión es el dichoso móvil y, con él, la entrada con perfiles falsos en una u otra red social.

Esta mañana ha saltado, por ejemplo, la noticia de dos grupos de Whatsapp con mensajes de contenido pornográfico, machista, racista, homófobo y franquista, a los que están siendo invitados cientos de adolescentes de Secundaria de varios centros escolares. En uno de ellos hay más de mil menores. Los grupos, creados con los nombres "meter gente hasta que nos hagamos famosos" y "hasta llegar al millón", en los que se colgaban fotografías pornográficas y mensajes "totalmente inapropiados, insultantes, sexistas y vejatorios parecen estar gestionado por adultos no vinculados al centro.

Estos días hemos tenido en el instituto el Plan director, unas charlas ofrecidas por la Policía Nacional para la ESO con la finalidad de advertir, entre otras cosas, del peligro del mal uso de internet, las consecuencias del acoso y ciberacoso... Es sorprendente el número de adolescentes que afirmó tener varias cuentas diferentes en Instagram (hay quien confesaba 5 ó 6) y el de quienes aseguraron haber tenido problemas tras cortar con la pareja a la que habían mandado una foto de contenido íntimo (esto último antes de cumplir los 14).

Internet es alucinante, una herramienta social, de estudio, de trabajo y de ocio infinita, pero peligrosa. No podemos dejar que se enfrenten a ella solos nuestros peques, igual que no los dejaríamos adentrarse de noche a solas en un barrio chungo de una ciudad grande y desconocida. Necesitan conocer los peligros para no quedar atrapados, para no dejarse sorprender por quienes acechan en las sombras. Como advertía Manuel Vicent “ningún bosque medieval puede compararse a la intrincada selva de Internet. En ella está toda la magia de la inteligencia humana y también su más sucia perversión.”

Habrá que enseñarles a protegerse del lobo.


 

sábado, 11 de noviembre de 2023

A salvo

 Una de las cosas que me gustan del fin de semana es que, mientras desayuno, en la tele a veces me encuentro programas que no descubriría en otro momento, volcada en algo más “urgente” que hacer. Una charla de la UNED, una entrevista de interés o, como este sábado, el programa Volando voy, de Jesús Calleja, dedicado a Las Alpujarras. La simpatía cercana del presentador sin la molesta condescendencia habitual de otros programas cuando entrevistan a personajes de pueblo, ancianos y niños, consigue sacar a la luz la verdad de personajes anónimos que encierran una sabiduría popular y personal, una manera especial de enfrentar la vida que sana con solo ser oída… Me fascinó la manera de dar protagonismo y confianza a personajes que se detenían a explicar por qué habían elegido aquel lugar para establecerse y cómo habían sido acogidos por aquellas gentes de campo que ya vivían allí. Lugareños, alemanes, australianos, uruguayos, madrileños… comparten cualidades como la tolerancia, el respeto, la alegría, la pasión por vivir la calle y un enfoque vital de cara a la naturaleza... “Esto es un paraíso”, afirma un uruguayo enamorado del cine de Almodóvar porque no tiene villanos, solo gente que a veces acierta y a veces se equivoca. La fuerza y pasión de una chica sin edad ni raíces que se alía con la sabiduría popular de un señor mayor que confía en un futuro que devuelva la vitalidad a una zona en la que falta gente joven. Un profesor de Historia medieval de Granada enamorado de la zona que explica que la mayor herencia que tenemos del paso de la cultura islámica por estas tierras no es La Alhambra sino los paisajes, la manera en que se fueron transformando por la mano del hombre. Terrenos allanados en terrazas para vivir, entornos verdes gracias a soluciones basadas en la naturaleza como las acequias, un tesoro patrimonial ecológico no invasivo que distribuye el agua de Sierra Nevada, y de las que afirma que se pueden rastrear en la zona más de 15.000 km. Y un proyecto fabuloso, recuperar de manera colaborativa una acequia de 3 km, ahora anegada y obstruida, para que vuelva a cumplir su misión.

Refugio y autenticidad que permite atisbar una esperanza para el mundo.