sábado, 22 de abril de 2017

Más que palabras

No estudio por saber más sino por ignorar menos. Me apasiona Leer, leer, leer la vida que otros soñaron. Al fin y al cabo El libro es el salvavidas de la soledad, por eso Nadie está solo. Tampoco sé vivir a medias. Aunque la conciencia duela, Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte. Porque ayer se fue; mañana no ha llegado; hoy se está yendo sin parar un punto. Y tengo miedo de la muerte Donde habite el olvido, Cisne redondo en el río, ojo de las catedrales. Pero sé que Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra. Hace falta sensibilidad para sentir por otro, sufrir por otro. Qué básico tomar conciencia cuando En este mismo instante hay un hombre que sufre, un hombre torturado tan sólo por amar la libertad. No me engaño, Yo sé que el miedo del hombre ha inventado todos los cuentos, por eso reconozco que Hay días que con la esperanza no me alcanza, que me arrastra la Negra sombra. Y aunque me asusta el futuro, no desconfío de los jóvenes ¿Qué les queda por probar a los jóvenes? también les queda discutir con dios tanto si existe como si no existe, tender manos que ayudan, abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno, sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines del pasado y los sabios granujas del presente. Pero, puesto que existe el amor, Vivamus mea Lesbia atque amemus. Así, Si yo te comentase que la vida es mentira, háblame del amor o de tu cuerpo, de la noche contigo. Y recuérdame luego los días que son días porque alguien me ama o acaso porque tú me prefieres. Sí, todo con exceso: la luz, la vida, el mar! Que se rompan las cifras sin poder calcular ni el tiempo ni los besos. De tanto bien lo que no entiendo creo ¿De dónde vengo? Tú justificas mi existencia: si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero porque no he vivido. A veces toca sufrir. Es tan corto el amor y es tan largo el olvido. Pero por ahora Que no se acabe nunca la madeja del te quiero me quieres. Porque Tu risa me hace libre, me pone alas. Gracias Federico Benedetti Juana Cernuda Unamuno Salinas Gloria Luis Neruda Miguel Catulo León Garcilaso Rosalía Ramón Bécquer… Buscaos, aún hay más. Feliz día del Libro

sábado, 8 de abril de 2017

Eclosión

Que sepa el frío que por ahora ha perdido la batalla. Cuéntale que aunque amague con volver, esta temporada ya nadie lo tomará en serio. Que se entere de que el viento puede soplar, pueden bajar las temperaturas, volver los cielos grises y llover, pero este invierno, como las golondrinas de Bécquer, no volverá. No, porque ha roto la primavera, ha estallado la luz. Hemos probado en nuestras pieles el abrazo del sol de abril, hemos olido el verano, lo hemos atisbado en estos días, saboreadas las tardes inacabables, perezosas. Abiertos los armarios, nos hemos echado a la calle. Tomados los parques, playas, terrazas, campo… Hasta la cuneta más fea, los solares más abandonados, se hacen nobles estos días salpicados de flores multicolores y verde intenso. “Eres tan cursi, hija, que no hay por donde cogerte”, recriminaba Gloria Fuertes a la primavera. No somos indiferentes al verde reciente, incitante incluso en las ortigas, las acariciarías, tan vivo es su color. Nos hemos instalado en la primavera. Y sabemos, lo hemos vivido ya, que esta templanza no es definitiva, pero no hay vuelta atrás. A partir de ahora, esta luz radiante estará presente o agazapada, pero se desbordará, ingobernable, en cuanto las nubes se descuiden. Nos hacemos naturaleza al sentir el ciclo de la vida en nuestras ganas de calle, al notar que estamos vivos, que huele distinto, que sentimos distinto. Nos permitimos soñar, revivir infancias, retomar anhelos. Estos días… Es una primera sensación zalamera (“La primavera besaba/ suavemente la arboleda…” escribía Machado) y engañosa. Es un espejismo. Una amante esquiva. Un estallido de vida que dura apenas unos días, luego se va, o nos acostumbramos. Y quedará la luz, el color, pero ya no sabremos verlo ni apreciarlo de la misma forma. Porque los humanos no entendemos de regodeo primaveral. Nos cansamos o exigimos más. Nos quejaremos de las alergias, del calor excesivo o insuficiente, algo habrá. “Con la primavera/ viene una ansiedad/ de pájaro preso/ que quiere volar”, advertía José Martí. “Primavera loca de soles y de trinos”, decía Gabriela Mistral. Pasará, pero por ahora con N. Guillén “¡De qué callada manera se me adentra usted sonriendo…!”