domingo, 8 de enero de 2017

Estreno

Cuando la aurora, (Eos rododáctila la llamaba Homero) anuncia al sol, sus colores rosados muestran posibilidades prometedoras. Debió de ser la toma de conciencia de la actividad positiva que el sol ejercía en los humanos y su entorno la que hizo que se contaran las horas y los días, las estaciones y los años, en la confianza de que los patrones se repetirían. La tristeza y el miedo se esconden en la oscuridad, por lo que proyectamos los deseos en un nuevo día, en un nuevo año que permita hacer las cosas mejor o  traiga más suerte. Pero ya decía Quevedo que Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres, lo que parece aplicable al cambio de fechas. Creemos supersticiosamente o tal vez necesitamos imperiosamente, que las nuevas cifras encierren un tiempo más favorable, mientras culpamos a las que se van de lo malo que acarrearon. Enmarcamos los acontecimientos personales y sociales en unos números que querríamos encerrar en una caja, confiando en que ninguna Pandora destape de nuevo los males que nos acechaban. Las costumbres para atraer la buena suerte y soltar el pasado son variopintas y todas reflejan el mismo deseo de mejora. Me ha tocado escribir el último día del año, así que, sin  comer doce uvas, llevar ropa interior roja, barrer la casa para purificarla, encender velas, vestir de blanco, saltar siete olas… confiando en que mi escepticismo no anule la posible buena suerte de la petición, les deseo que el año que estrenamos venga lleno de abrazos reconfortantes y sinceros; que cada mañana nos aporte fuerzas suficientes para arrostrar el día y que este venga repleto de alegrías y de amor; que la política nos permita creer de nuevo en ella; que la humanidad se vuelva merecedora de su nombre; que el próximo brindis sigamos estando todos y ni uno menos y que estemos bien, repletos de salud, energía y esperanza; que la solidaridad, las ganas de aprender y el respeto se vuelvan contagiosos; que el dolor y el miedo queden desterrados de nuestras vidas; que cada amanecer de dedos rosados sea un paso más para cumplir la utopía y que  la paz, el equilibrio, la igualdad, la ternura y la ilusión llenen nuestros días. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario