domingo, 20 de diciembre de 2015

Sábado de cultura y solidaridad


Sigue la búsqueda de fondos para la reconstrucción en este otoño amable que permite paréntesis en la negrura. Pero la vuelta a la fe y la cordura no viene de arriba, no se asoma en la larga y tediosa campaña preelectoral ni en los telediarios, se deja ver en actos pequeños. Cuesta encontrarla, es cierto, es tímida y esquiva. Yo la he visto este sábado en el antiguo matadero. Una campaña solidaria con el pueblo saharaui convoca a ciudadanos y asociaciones que aportan desinteresadamente lo que tienen para recaudar fondos. No es mucho y es todo. Solidaridad. Nadie se cuelga medallas, tú pones la mano de obra, aquel organiza y gestiona. En la barra el menudo, las migas, el arroz, las tartas deliciosas… todo tiene detrás a alguien que no es anónimo porque lo ves pasar con el lebrillo recién fregado del ajo calienteque ha traído desde El Poblado o lleva puesta una camiseta blanca en que se lee Sáhara. Nada suena a impostura, las lluvias torrenciales han arrasado los campamentos en otra cara de un otoño menos amable que el que hemos tenido aquí, así que, si hay que ayudar, se ayuda. Por eso hay bailes, cante, animación para niños…Ganas de colaborar y, de paso, de charlar, saludar a los amigos, probar un té auténtico preparado por Mohamed en el suelo, según método tradicional, mientras un grupo de niños lo rodean para no perderse detalle de las maniobras.
Y de noche en el Teatro Municipal dos actores grandes, muy grandes, se hacen trizas con una interpretación brutal que nos deja pegados a las butacas hasta que reaccionamos, conseguimos ponernos en pie y ovacionamos. Pura energía, actuación con la voz, el cuerpo todo. Un desgaste físico y emocional extremo, apabullante. Lástima que no todas las localidades se vendieran, pocas veces se puede asistir en directo a tan gran desafío. 

Actos pequeños, casi íntimos, es cierto, pero auténticos, dignos, llenos de verdad. Los dos el mismo día, en la misma ciudad. El Puerto no está muerto, se mueve, tiene mucho que ofrecer, pero hay que salir de casa para darse cuenta. No todo se asoma a la pantalla del televisor o el móvil.Es mucho mejor el directo.

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