domingo, 2 de mayo de 2021

Sin eco

 

No creo ser la única en tener la sensación de vivir en una continua campaña electoral. Generales, autonómicas, municipales, europeas... A veces me sorprende el anuncio de que en unas horas empezará ese, aparentemente delimitado, período del que tengo la sensación de no salir nunca. Da igual que la lucha sea por Madrid o Barcelona, lo cierto es que las ridiculeces que los políticos están dispuestos a hacer o decir en campaña nos persiguen hasta el último rincón en el que pretendamos escondernos. La consecuencia se me antoja peligrosa: la población, harta de sandeces, deja de creer en la política, se abstiene en las urnas y acaba afirmando que todos son iguales.

Me temo que la culpa está repartida porque ¿qué esperamos ahora de un político? Tengo claro lo que espero yo, que no pinto nada, pero quienes están detrás parece que buscan a quien sea capaz de crear mayor ruido mediático. Lo imagino como el casting de un reality show donde no tiene futuro la discreción incapaz de generar titulares. Y me parece que los medios de comunicación son parte del problema porque, asustados ante el temor de verse relegados, intentan competir y acaban haciendo eco a esas mismas voces disonantes que solo gritan y divulgan hechos falsos, datos sin contrastar, mentiras en definitiva. La búsqueda de la audiencia, la competencia con las redes está dejando de lado las ideologías y los programas electorales.

Dudo si es torpeza o si se trata de una decisión consciente, pero corren en busca de un titular  llamativo, escabroso, polémico, cualquier disparate que enganche al ciudadano perdido y le haga caer en el anzuelo de uno de estos medios tradicionales que temen ahora desaparecer. Y con razón. Yo también tengo miedo. Por mucho que sepamos que no son objetivos y que conocen formas evidentes de manipular, sabemos también que tienen límites, que conocer la misma noticia de dos medios diferentes nos permitirá acercarnos a la verdad haciendo una especie de media mental. Pero no sé que haremos si radios y prensa pierden su fuerza, su sentido de medios serios y todos se vuelven definitivamente amarillistas. Por favor, un poco de cordura para quitar el foco de quienes vienen solo a provocar.



 

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