sábado, 7 de marzo de 2020

Detrás de la cortina vírica


Qué pereza a veces cuando los medios de comunicación y las redes sociales entran en bucle y no se atisba el modo de escapar. Estos días todo es coronavirus. Coronavirus en la radio, las noticias de la tele, la prensa… coronavirus en los whatsapp, en los chistes en cualquier formato y plataforma. Coronavirus hasta en la sopa. En teoría, los mensajes tratan de ser tranquilizadores, pero las imágenes presentan ciudades sin ciudadanos, partidos a puerta cerrada, mascarillas, camas de hospital… Mientras, ha pasado el carnaval, los desplazamientos para aprovechar el puente... No pasa nada, todo normal. Pero se filtra un sentir apocalíptico, de fin de mundo que nos engulle, de cifras de afectados que se agrandan, de planes que se anulan, de economía que se contagia y amenaza con nuevas crisis. La pelota se hace cada vez más grande, la vomitan todas las pantallas, todas las voces, que se funden en un solo grito de pánico, el miedo se hace libre, vamos a morir todos…
Y, sin embargo, al mismo tiempo la primavera se adelanta con fuerza y los días rompen mucho más cálidos de lo esperado. Ya están aquí las alergias, las nubes de mosquitos, la procesionaria. No ha hecho frío, no lo bastante como para echar de menos estos días radiantes. No apetece disfrutarlos, hay cierto sentido de culpa, de preocupación. No es normal tanto calor para esta época. Pero también, ¡qué delicia las tardes que se alargan, la fuerza del sol tibiando el ambiente, los paseos de tardes sin chaquetas! Algo no cuadra, pienso, mientras inconscientemente me voy haciendo al rito de lavarme las manos cada vez con mayor frecuencia. ¿Qué se llevará esta vez el virus? Además de las víctimas directas, la esperanza en que un mundo tan globalizado sea un buen destino; la fe en el sentido común del ser humano; la caridad para con otras víctimas que no están de moda. Descorro la cortina del coronavirus y quedan detrás, apelotonándose, los demás temas: el cambio climático, la crisis de los migrantes, la educación pública, la igualdad, el paro juvenil, la burbuja del alquiler, los empleos basura, la dignidad del campo… Voy a parar, me falta espacio para tanto ahogo.

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