Me molesta, mucho, el dirigismo,
las cosas demasiado masticadas, la uniformidad, la vía única. Me molesta en
casi todas sus variantes, desde el detalle más tonto. Me resulta odioso, sin ir
más lejos, el sistema de circulación y aparcamiento del Luz Shopping de Jerez,
donde es imposible escoger a dónde quieres ir. Una vez que has entrado en un
carril, tienes que seguirlo. O el corrector del Whatsapp que entiende que me
equivoco y, sin preguntar, va cambiando cada palabra que escribo por otra que,
por lo visto, sería más conveniente si yo fuera una máquina y me comunicara
como se supone que me tengo que comunicar. Imposibles los dobles sentidos o las
metáforas. Los mensajes, finalmente, me quedan ininteligibles. Y las colas con
trampa que no van en línea recta sino en serpiente, delimitadas con cintas, de
modo que no dejan calibrar el rato de espera para decidir si me interesa
quedarme o no. “Afortunado aquel que tiene tiempo para esperar”, decía Calderón
de la Barca. Me molesta que Google se dirija a mí como si fuera una persona y
me diga “¿Quieres respuestas antes de que preguntes?” No, claro que no. Me
gustaría encontrar respuestas, por supuesto, pero a mis propias preguntas.
Quiero indagar, reflexionar, investigar, curiosear, equivocarme, plantearme
opciones… Estoy harta del “¿quizás quiso decir…?”. Ya sé que somos masa, que es
difícil sentirse original, pero me gustaría no vivir una vida completamente
uniformada. No quiero entrar en Facebook y encontrarlo lleno de sugerencias del
tipo “celebra tus siete años de amistad con…”, cuando además ese “con”….
resulta que a lo mejor es mi marido al que, desde luego, tengo la suerte de
tener por amigo hace muchísimo más de 7 años. Y no quiero que me llamen a casa
para ofrecerme nada, prefiero salir a buscarlo cuando me apetezca o lo
necesite. Ni que me paren para hacerme encuestas. Tampoco me convence que la
gente exija que uno esté constantemente conectado al móvil. Reclamo el derecho
a la desconexión. Y a no sentirme rara por no usar ningún sistema de
videoconferencia porque me gusta estar en casa en la intimidad, vestida de
cualquier manera. Y a que no me gusten
los bestsellers, ni los musicales…
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