domingo, 10 de septiembre de 2017

Uniformes

Me molesta, mucho, el dirigismo, las cosas demasiado masticadas, la uniformidad, la vía única. Me molesta en casi todas sus variantes, desde el detalle más tonto. Me resulta odioso, sin ir más lejos, el sistema de circulación y aparcamiento del Luz Shopping de Jerez, donde es imposible escoger a dónde quieres ir. Una vez que has entrado en un carril, tienes que seguirlo. O el corrector del Whatsapp que entiende que me equivoco y, sin preguntar, va cambiando cada palabra que escribo por otra que, por lo visto, sería más conveniente si yo fuera una máquina y me comunicara como se supone que me tengo que comunicar. Imposibles los dobles sentidos o las metáforas. Los mensajes, finalmente, me quedan ininteligibles. Y las colas con trampa que no van en línea recta sino en serpiente, delimitadas con cintas, de modo que no dejan calibrar el rato de espera para decidir si me interesa quedarme o no. “Afortunado aquel que tiene tiempo para esperar”, decía Calderón de la Barca. Me molesta que Google se dirija a mí como si fuera una persona y me diga “¿Quieres respuestas antes de que preguntes?” No, claro que no. Me gustaría encontrar respuestas, por supuesto, pero a mis propias preguntas. Quiero indagar, reflexionar, investigar, curiosear, equivocarme, plantearme opciones… Estoy harta del “¿quizás quiso decir…?”. Ya sé que somos masa, que es difícil sentirse original, pero me gustaría no vivir una vida completamente uniformada. No quiero entrar en Facebook y encontrarlo lleno de sugerencias del tipo “celebra tus siete años de amistad con…”, cuando además ese “con”…. resulta que a lo mejor es mi marido al que, desde luego, tengo la suerte de tener por amigo hace muchísimo más de 7 años. Y no quiero que me llamen a casa para ofrecerme nada, prefiero salir a buscarlo cuando me apetezca o lo necesite. Ni que me paren para hacerme encuestas. Tampoco me convence que la gente exija que uno esté constantemente conectado al móvil. Reclamo el derecho a la desconexión. Y a no sentirme rara por no usar ningún sistema de videoconferencia porque me gusta estar en casa en la intimidad, vestida de cualquier manera.  Y a que no me gusten los bestsellers, ni los musicales…


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