sábado, 11 de marzo de 2017

El ya limitante

Pues esta vez me ha decepcionado la RAE con su diccionario. Buscaba refrendo a un uso del adverbio “ya”, que me resulta muy, muy triste y no lo he encontrado. Yo lo llamo el “ya limitante”, que se utiliza cuando se da una situación por acabada, sin oportunidad de cambio. Se la he oído a alumnos a  mitad de la primera evaluación para justificar que no están haciendo nada para aprobar (“pero si yo ya estoy suspenso…” y dejan de trabajar por el aprobado), a adultos resignados (“yo ya no estoy para estos trotes…” y dejan de hacer actividades que antes les divertían), a niños avejentados (“yo ya no juego con eso, que ya no soy un  bebé…” y renuncian al juego que más les divertía), a mujeres que se autocensuran por el qué dirán (“yo ya no estoy para ponerme eso…” y se olvidan de que lo usaban porque les gusta a ellas y no a los demás). De esta forma nos vamos limitando mientras nos convencemos o nos convencen de que lo que hacemos es madurar, sentar la cabeza, asumir la realidad. No. Hoy me he levantado rebelde. Bastante dura es la vida como para tratar de encajar en patrones que han cortado otros. ¿Qué hay de malo en seguir disfrutando de un cuento infantil, en seguir deseando salir de noche a bailar con los amigos, trasnochar, cansarse, intentar un aprobado incluso cuando los primeros intentos nos desaniman, ponerse la ropa que a uno le apetece porque sí, porque nos gusta a nosotros y no a un supuesto “manual de estilo”…? El sábado pasado, en tono de broma, claro, le escuché a Berto Romero: “yo es que antes me lo creía todo, pero ahora ya no me creo nada”. Y ahí está el quid de la cuestión, en que en el avance de nuestro “río que va a dar a la mar, que es el morir”,  se van quedando atrás, en el lecho del río, la ingenuidad, la ilusión, el candor… y vamos, en cambio, arrastrando un lodo de escepticismo, de renuncia… que amenaza con amargarnos el porvenir.  Por eso no me gusta usar este “ya”, porque soy contraria a las renuncias revestidas de aceptación. Son engañosas y nos acaban convirtiendo en quien no queremos, en quienes no somos. Así que abogo por poner freno al “ya limitante” a cambio de un nuevo y  militante “ya está bien”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario