sábado, 14 de diciembre de 2019

En verde


El previo a la cumbre del clima, la semana de la cumbre del clima…. Pero las redes sociales se entretienen hablando de estupideces. Se centran en Greta y polemizan sobre ella. Porque grita, porque está seria, porque está manipulada, porque hay otras activistas también jóvenes y desconocidas, de lugares más remotos,  a las que no se les hace caso... ¿Qué más da? Me  parece que todos estos comentarios no son otra cosa que distracciones de lo que de verdad importa: el clima está cambiando, queda poco tiempo para frenar la catástrofe, hay que hacer algo ya, todos somos culpables. Esa es la cuestión.
Me resulta infantil y frívolo que, en lugar de estar proponiendo medidas personales, grupales, comunitarias, autonómicas, nacionales, europeas, mundiales… sigamos como si no pasara nada entretenidos en cotilleos de salón. Greta no importa. Si la están manipulando, no importa. Lo que importa es que su mensaje quiere llegar a los jóvenes que, entre otras cosas, siguen usando plásticos, ensuciando calles, playas y montes, consumiendo por encima de sus posibilidades y contribuyendo, en suma, al problema general. No sólo los jóvenes, claro, todos formamos parte del sistema.
Lo que salga de la cumbre es fundamental, pero insuficiente si el ciudadano de a pie no se conciencia de verdad. Será difícil porque lo que se necesita es cambiar todo un sistema de consumo basado en el despilfarro y la contaminación. Lo que tendríamos que estar haciendo, como parte culpable del problema, es pensar de qué manera contribuiremos para solucionarlo. Si queremos que sea efectivo, tiene que ser drástico y tiene que empezar ya. Cada acto cotidiano, lo que se compra, lo que se consume, lo que se despilfarra… tiene una huella medioambiental que no podemos permitirnos.  No basta el postureo, hay que actuar. Y no es una cuestión política, no hay izquierdas ni derechas en esto, hay un único reto común: salvar la vida en el planeta, aunque solo sea por el egoísmo de que pueda disfrutarlo la siguiente generación.
Yo quiero un planeta en verde y quiero que mis hijos lo disfruten también. Adaptar mi modo de vida para conseguirlo no es una opción, es un ejercicio de responsabilidad.

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