domingo, 27 de enero de 2019

Incoherencias

Dos hechos me han impactado estos días: la película “El vicio del poder” y la publicación del informe Oxfam. Y las dos me llevan a la misma conclusión: la manipulación de unos pocos frente al desconocimiento de la mayoría son los auténticos motores del mundo. La película es brutal porque presenta a una burda pandilla de políticos que toma decisiones buscando la acumulación de poder y dinero aunque eso suponga llevar al mundo a un punto de difícil retorno dejando por el camino muerte, tortura, pobreza… En cuanto al informe de la ONG, basta con leer las cifras para sentir náuseas. “La fortuna de los más ricos aumentó un 12% en el último año. En España, la pobreza y la riqueza se heredan: si una persona nace en una familia de ingresos altos ganará un 40% más que si crece en un núcleo familiar con renta baja. La diferencia en la esperanza de vida de las personas de los barrios más ricos y más pobres de ciudades como Barcelona llega a los 11 años”. De estas enormes fortunas, J. Bezos, el fundador y director ejecutivo de Amazon es el número uno, el multimillonario más rico del planeta y de la historia. Me irrita la incoherencia en que vivimos. Los mismos que se echan las manos a la cabeza en una conversación de café ante estas cifras, son los que dejan de leer la prensa con la excusa de la dureza de su día a día al tiempo que se regocijan de la comodidad que supone hacer sus compras por internet. La tendencia a comprar en Amazon a expensas de los comercios locales está abocando al cierre a los “emprendedores” que aún confían en levantar el pequeño comercio de las ciudades. No hay más que mirar nuestro centro lleno de locales cerrados. Pero lo frustrante es que este método de compra se reviste de modernidad como si apostar por mantener las formas tradicionales de comercio fuera una idea romántica o una postura inmovilista. Para mí, es una decisión racional que prefiere proteger el empleo de los conciudadanos antes que contribuir a que los poderosos aumenten su fortuna. Mirar hacia otro lado no hará que la tendencia pare. Es lo que tiene la globalización, todos estamos conectados, cada decisión que tomamos como consumidores rebota en nuestro estilo de vida.


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