sábado, 6 de mayo de 2017

Tirar del hilo

Tengo una amiga con la que comparto lecturas, conversaciones, amores, pérdidas y temores. En esta inquietud, somos consumidoras más que ocasionales de charlas, exposiciones, publicaciones interesantes que compartimos en una suerte de comunión intelectual a la que nos arrojamos buscando estímulos para seguir leyendo, compartiendo, transmitiendo en nuestras clases. El último hilo del que tirar surgió de un encuentro en la universidad de Cádiz con A. Muñoz Molina. Lo entrevistaba su mujer, Elvira Lindo. Son dos de los escritores a los que más fielmente sigo porque me entusiasma en ellos su trabajo, su sentido común, su empeño en no perder el contacto con la gente de a pie, muy alejados ambos del endiosamiento en el que otros muchos caen y, de un modo entrañable, me gusta de ellos su capacidad para reírse de sí mismos sin tomarse demasiado en serio. Como suele ocurrir, allí nos encontramos con más amigos cómplices de lecturas y conversaciones, con lo que, antes de empezar el encuentro, la tarde ya ha merecido la pena. Y da fruto. La charla, distendida, de trasfondo literario y social, suelta algunos cabos. A la salida, una tarde de luz plateada y azul  entre dos levantes, nos ayuda a fijar y saborear las perlas recién extraídas. De entre ellas, la cita recurrente en Antonio de su tocayo Gramsci: frente al “pesimismo de la razón, el optimismo de la voluntad”, tomado a su vez de R. Rolland. Por mucho que parezca que todo va mal, que la política, la macroeconomía, la justicia mundial dejan mucho que desear, la acción concreta puede ayudar a salir de la pasividad, del escepticismo hacia el porvenir. De una manera intuitiva lo he sabido siempre, un individuo no puede cambiar el mundo, pero su trabajo individual puede ayudar aunque sea minúsculamente a mejorar su entorno. Por eso la práctica diaria de la enseñanza, en la que creo profundamente, me equilibra y me hace feliz. Adoro esta profesión que me permite hablar con jóvenes y adolescentes, pensar que los ayudo, leer y comentar textos, ponerme a prueba cada día… Acabo con Gramsci: “Tomen la educación y la cultura y el resto se dará por añadidura”. Otro hilo, otra madeja.

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