Dicen mis amigos hosteleros que
lo más difícil y tedioso es el café. Que en una tarde servir cien cafés no
puede ser un acto rápido y mecánico porque hay mil modos de pedirlo y servirlo
si se quiere hacer bien. Solo o con leche, claro, pero también manchado,
cortado, con una nube, con hielo, corto de leche, corto de café, americano… y
todos ellos en su variedad normal o descafeinada, con azúcar o sacarina. Aquí
en El Puerto existe incluso un complicado.
Por supuesto, luego está la temperatura y, últimamente, con formas de corazón,
espiral o sonrisa dibujados en la espuma. Si el café es para desayuno, se añade
la dificultad de los tipos de tostada y si es por la tarde, el problema está en
mantener una mesa ocupada, a veces durante horas, a cambio del reducido precio
de un café. Los cafeteros no suelen irritarse demasiado con estas molestias, al
contrario, tienen una capacidad asombrosa para memorizar quién ha pedido cada
cosa y sirven el pedido con profesionalidad, paciencia y, casi siempre, buen
humor. En cuanto a café, somos muy respetuosos con los gustos del otro,
simplemente asumimos que somos diferentes y llevamos con nosotros esa
peculiaridad. Pero parece que la
capacidad de respeto y tolerancia con la diferencia acaba ahí. Lo normal es afianzar nuestra manera de
entender el mundo a costa de ridiculizar el modo en que lo ven los demás. No nos planteamos que quizá la
convivencia no va de estar o no en posesión de la verdad. La verdad o no
existe, o se compone de muchas capas, de
muchas verdades pequeñas y variadas. Tomar
un café es un acto serio y complejo. Tal vez a los juicios aseverativos y
tajantes que escuchamos estos días para descalificar a vivos y muertos les
falta eso, un poco de café. Después de todo, como escribía Rubén Darío una buena taza de su negro licor, bien
preparado, contiene tantos problemas y tantos poemas como una botella de tinta.
Los problemas ya los tenemos, habría que trabajar para encontrar el acuerdo y
la poesía. Pues eso, políticos, tertulianos, twitteros y cabecillas de
medio pelo: menos agresividad y más tolerancia. Mejor tomamos un café y lo
hablamos.
Pues para café café....el Café Victoria, en la calle Duque de la Victoria en Valladolid.
ResponderEliminarY, además de buen café, puede disfrutarse un excelente jazz